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Las peticiones de traslado funerario aéreo cada vez son más habituales. El crecimiento de los movimientos migratorios y la facilidad de viajar a cualquier punto del mundo obligan a los proveedores de servicios funerarios a ofrecer un servicio eficiente de transporte funerario para repatriar un cadáver.
Traslado funerario aéreo: requisitos
La repatriación de un cadáver es una decisión que corresponde en exclusiva a la familia del fallecido, aunque se puede solicitar también a instancia de una aseguradora o de un consulado. Habitualmente, el traslado funerario se realiza en avión y se trata de un trámite costoso y complejo porque depende de las leyes vigentes en cada país y de los requisitos que exige la normativa internacional en sanidad y seguridad.
Para poder organizar un traslado funerario aéreo es necesario contar con la siguiente documentación:
- Solicitud de repatriación de la familia
- Pasaporte original del difunto
- Certificado médico de defunción
- Certificado de defunción literal
- Licencia original de inhumación
- Acta de embalsamamiento
- Carta consular
Alguno de estos documentos los puede aportar la familia del fallecido. Aunque depende de los acuerdos diplomáticos entre los distintos países, habitualmente las embajadas y consulados nacionales se encargan de realizar todos los trámites pertinentes ante las autoridades locales y proporcionar toda la documentación necesaria para autorizar el traslado del cuerpo o de las cenizas del cadáver.
Por último, antes de iniciar el traslado funerario aéreo, las empresas funerarias necesitan conocer a qué aeropuerto van a llegar los restos, en qué cementerio se va a enterrar al fallecido y qué persona o empresa funeraria se va a hacer cargo de los restos en el país de destino.
¿Cuánto cuesta trasladar un cadáver en avión?
El transporte funerario aéreo no es barato. El coste de un traslado funerario internacional depende de la distancia, el peso y las especificaciones técnicas de cada aerolínea, pero algunas aseguradoras españolas afirman que puede rondar los 6.000 euros, mientras que en Estados Unidos, puede alcanzar incluso los 12.000 euros.
Este precio se refiere al traslado de un féretro. En el caso de que se trate de cenizas, el coste de repatriación se reduce considerablemente ya que no requiere de ninguna exigencia sanitaria más allá de los trámites burocráticos esenciales.
Los familiares del fallecido deben hacerse cargo de los costes de la inhumación o la cremación, además del traslado funerario. Por ese motivo, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, consciente de lo complejo y costoso que resulta realizar este tipo de trámites, recomienda a los españoles que viajen al extranjero suscribir previamente un seguro de viaje que cubra la eventualidad de su fallecimiento en el extranjero.
Trámites para realizar un transporte funerario aéreo
A la hora de repatriar un cadáver, es importante conocer los requisitos legales del país de destino. Esta información se puede consultar con la embajada o consulado correspondiente, que habitualmente también se encargan de aportar los documentos necesarios para iniciar el proceso.
Dependiendo del motivo del fallecimiento, especialmente en los casos de muerte violenta, puede ser necesaria una autorización judicial para trasladar los restos o incluso la realización de una autopsia.
Una vez resueltos los trámites burocráticos, se procede a preparar el cuerpo según dictan las exigencias sanitarias. La legislación española establece que “en caso de traslados por vía aérea, el cadáver tendrá que ser previamente embalsamado”, según el artículo 27 del Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria. La mayoría de los países comparten este requisito, aunque es preferible consultar las condiciones con las embajadas.
El féretro para el traslado funerario aéreo debe ser de zinc y estar debidamente sellado.
En algunos casos hay excepciones. Los países firmantes de los acuerdos de Estrasburgo y Berlín permiten saltarse el proceso de embalsamamiento siempre y cuando el país de origen no lo exija. En estos casos, se da por bueno el Salvoconducto Mortuorio que le acompaña y se debe autorizar la entrada sin impedimentos, con independencia de si el cadáver ha sido o no embalsamado.
El féretro para el traslado funerario aéreo debe ser de zinc y estar debidamente sellado, un procedimiento que debe supervisar el consulado o embajada para emitir un acta del cierre.
Además de estas condiciones básicas, algunas aerolíneas exigen que el féretro se coloque dentro de un encofrado de madera para disimular su contenido y etiquetar el embalaje con los datos completos del remitente y el destinatario. Por eso es importante consultar las condiciones de los traslados funerarios de las aerolíneas, que suelen realizarse en la bodega de equipajes de aviones regulares o en la bodega de carga, dependiendo del trayecto y de las normas internas de cada compañía aérea.
En el caso de traslados funerarios internacionales de cenizas, no es necesaria ninguna exigencia sanitaria. El transporte aéreo se realiza en el estuche de cenizas etiquetado con el nombre del difunto y se puede transportar en la bodega o incluso en la cabina como equipaje de mano.
Repatriación de fallecidos por covid
Muchos países no permiten el transporte de fallecidos por la covid-19 y están exigiendo un certificado médico donde conste que la causa de muerte no se ha producido por una enfermedad contagiosa.
Los protocolos de traslado funerario aéreo exigen el embalsamamiento, pero la mayoría de los países no recomiendan la aplicación de técnicas de tanatopraxia en los cadáveres de personas fallecidas por el coronavirus. En este caso, la normativa española recomienda, si es posible, el traslado por vía terrestre y marítima siempre y cuando se puedan realizar técnicas de conservación transitoria que no impliquen un procedimiento invasivo en el cadáver.
Cómo simplificar un proceso de repatriación
Teniendo en cuenta que organizar un traslado funerario aéreo puede ser una tarea abrumadora por la enorme cantidad de condiciones legales que requiere, lo mejor para simplificar el proceso es contar con un intermediario especializado.
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